Vuelvo. Siento en mi pecho las ganas de salir de adentro mío, y me doy cuenta de hace cuanto no escribía. Escribir me deja liberarme, salir de mi misma por un rato y volcar todo en un paño vacío que se llena de caracteres para quedar grabado por siempre. Salir. Ser libre. Volar. Todo esto empezó pensando en lo increíble que suenan esas palabras. Dejar nuestro lugar de pertenencia, salirnos de lo común pero siendo nosotros mismos. Viajar. Viajar por el mundo, uno de mis grandes sueños. ¿Será ese deseo de libertad la razón por la cual quisiera irme? Será mi rebeldía escondida, esa que me explota en el pecho cada vez que me reprimen, cada vez que me dicen que hacer, cada vez que quiero tomar mis propias decisiones. Extraño mis improvistos, mis cabos sueltos, mis razones y no dar explicaciones, mis justificaciones y mi andar a solas, sin nadie a quien deberle nada. La vida pasa, soy feliz como estoy, pero a la vez es difícil negar mi esencia, y es eso lo que soy, un alma libre que nunca salió a volar y que se despierta cada vez más dentro mío. Tengo miedo de despegar... ¿Cómo se lo tomarían los de mi al rededor? Nunca me vieron así, ni escucharon estas palabras de mi boca. Siento que el tiempo se acaba, es ahora o nunca y no puedo dar el paso. Sería arriesgar mucho de lo que tengo, sería no conformar a personas que significan mucho para mi. A veces quiero gritarlo y las palabras se aferran a mi garganta, y es ese momento en donde sucede. Mis palabras estallan dentro mío, el silencio se apodera de todo. Fantaseo con que algún día pase. Fantaseo en mi mundo.
Verona.
